Detrás de la barrera levadiza comienza un mundo singular. En los Astilleros de Mallorca, unos de los más renombrados de la isla, no suele hablarse de los propietarios ni de sus yates que allí se encuentran para someterlos a reparaciones o ser totalmente renovados, "puestos al día" que, en ocasiones, cuestan varios millones de Euros.
"Nada de nombres", dice el jefe de proyectos, Stefan Enders, nada más saludarnos. "Únicamente hablamos de los buques que han salido ya de los astilleros."
O de los que van a venir. Los astilleros en el contramuelle de Palma, es Mollet, no se ha especializado únicamente en naves modernas. Cada vez más se va concentrando también en buques de historia, según nos cuenta el director general Diego Colón de Carvajal. Entre ellos, un clásico que se espera en breve: el "Hispania" – o lo que queda de él – será totalmente restaurado en Palma. El elegante velero de antaño tiene historia. Construido en 1909, perteneció al Rey Alfonso XIII, el abuelo del actual Rey de España, Don Juan Carlos I, con el que solía surcar los mares. Este buque participó en todas las regatas de renombre organizadas en sus tiempos, en Cannes, St. Tropez y también en Palma.
Transcurridos casi cien años, hay mucho que reparar. Los carpinteros de ribera en los Astilleros de Mallorca trabajan ya a todo tren en los preparativos. En sus talleres están construyendo un mástil de, nada menos, 18 metros.
¿Es, quizás, la restauración de viejos buques el futuro de los Astilleros? "Creo que sí", dice Diego Colón. "Es un mercado muy interesante que está ganando cada vez más importancia en España. Además, somos los únicos que ofrecemos este servicio." Y no es nada fácil recuperar el pasado: para poder reconstruir pequeños detalles, por ejemplo, los herrajes en su diseño original, Colón y su equipo buscan incansablemente en libros y viejas fotografías para determinar las formas y las medidas. Colón disfruta de recuperar y reavivar estos conocimientos y las técnicas tradicionales.
Sin embargo son los yates modernos los que, hoy por hoy, sustentan la empresa. Si bien estos astilleros, fundados en 1942, se habían especializado en la construcción de buques, vapores para la pesca de arrastre, buques para contenedores y buques frigoríficos, buques de salvamento y contra incendios, llegándose a botar, finalmente, yates de recreo, desde 1995 se concentran exclusivamente en reparaciones y revisiones generales. Colón nos dice: "Es esta cota del mercado no hay tantas fluctuaciones. Las reparaciones son una fuente constante de trabajo."
De promedio al año pasan unos 120 buques por los astilleros. Los 75 empleados se ocupan simultáneamente de hasta 15 proyectos distintos. En los astilleros se encuentra todo lo que un buque necesita para remozarse: pintores, cerrajeros, electricistas, soldadores, electrónicos, mecánicos, interioristas, tapiceros ... Aunque no todos pertenecen a la nómina de Astilleros. Son empresas o industriales autónomos que trabajan pasa ellos.
Los encargos son de lo más variado. Algunas naves requieren únicamente un tratamiento "anti-fouling". Otras son totalmente renovadas por un par de millones de Euros. Los clientes previenen del mundo entero, de Europa, U.S.A., Centroamérica, Asia o del mundo árabe.
Como ejemplo de un reequipamiento completo tenemos al "Passion", un yate para chárters, propiedad de un americano. Donde antes había un helipuerto y se guardaban los dinguis, hay hoy un gran Jacuzzi de seis plazas con un gran solarium al lado para relajarse en cubierta. También los interiores han sido remodelados: las paredes han sido parcialmente revestidas de madera; los suelos cubiertos con finas alfombras, los baños decorados con mármol. Esos trabajos son de larga duración: para este tratamiento de belleza, el "Passion" estuvo 22 meses en el dique seco, hasta que la nave, blanca como la nieve, pudo salir a surcar, veloz, los azules mares y océanos.